“Pedir perdón es necesario, pero no basta”: en
el mes de marzo, el Papa Francisco reflexiona sobre los abusos, “especialmente
los cometidos por miembros de la Iglesia”, y pide que recemos con él por las
víctimas, “que deben estar 'en el centro' de todo”. Al mismo tiempo, invita a
la propia Iglesia a “ser ejemplo”: tanto en transparencia, para “sacarlos a la
luz”; como en “acciones concretas para reparar los horrores que han sufrido las
víctimas y evitar que se repitan”; y en ofrecer “espacios seguros para escuchar
a las víctimas, acompañarlas psicológicamente y protegerlas.