Así como en Pentecostés, hace dos mil años, los
apóstoles recibieron el don de anunciar la Resurrección en diferentes lenguas,
también hoy los movimientos y grupos eclesiales hablan “lenguas diferentes” y con creatividad “redescubren cada día, en su carisma, nuevas formas de mostrar el atractivo y la novedad del
Evangelio”.
La Iglesia los necesita, recuerda el Papa Francisco, que les exhorta a trabajar “al servicio de los Obispos y de las parroquias para evitar cualquier tentación de encerrarse en sí mismos”. Y reza para que “redescubran cada día su misión, una misión evangelizadora, poniendo sus carismas al servicio de las necesidades del mundo”.